Cada quien decide cómo entrenarse y qué programa de entrenamiento seguir. Esto está claro ya que el ejercicio repercute de diferente forma dependiendo de quién se trate, y ello pone a tu disposición muchas estrategias de entrenamiento entre las que debes escoger la que te siente mejor.
Normalmente se suele recomendar que cuanto más ejercicio realices y sea éste más intensivo y regular, tu organismo se verá más beneficiado. El ejercicio moderado suele siempre quedar en segundo lugar entre las preferencias de los más sanos, tal vez por atender a la ecuación más ejercicio = mejor salud.
Pero no siempre ocurre de esta manera. Hace un tiempo, por ejemplo, la Universidad de Duke demostró que el ejercicio moderado puede ser mejor en algunos casos que el ejercicio intensivo. Estudiando la salud de 240 personas los investigadores midieron sus indicadores de salud en relación con la práctica de ejercicio moderado e intensivo.
Tras algunas semanas, se comprobó que aquellos que se ejercitaban de forma más moderada (por ejemplo, caminar 30 minutos al día) consiguieron aumentar sus niveles de colesterol bueno, además de reducir los niveles de triglicéridos, partículas que con su disminución disminuyen también el riesgo de contraer enfermedades como la diabetes y las enfermedades cardíacas.
Igualmente, más allá de los datos aportados por esta investigación, no debemos guiarnos a raja tabla por los beneficios del ejercicio moderado. Por el contrario, abre lugar a la duda y consulta con un experto qué es lo mejor para ti. Tu edad y tu estado de salud serán los que te lleven a escoger lo mejor para ti.
