El hecho de llevar una rutina con horarios relativamente definidos para nuestras comidas es un aspecto más que positivo para nuestro cuerpo. En la actualidad, otra investigación nos da más muestras de esto. Investigadores del Instituto Salk de Estudios Biológicos de California, USA revelaron que miles de genes del hígado se activan después de la ingesta de alimentos, no solamente en el tiempo definido por el ritmo biológico, como comúnmente se creía.
Los investigadores utilizaron ratones con problemas en el reloj circadiano. Los compararon con los normales y estudiaron los genes de ambos cuando comían y cuando ayunaban. Los científicos descubrieron que los ratones que no tenían un reloj biológico funcional adquirieron este ritmo biológico después de un estricto régimen de horarios.
Por el contrario, los genes de ratones con un buen reloj biológico no funcionaron de manera realmente eficiente durante el ayuno. De estos resultados se desprendería que la hora y la velocidad a la que comemos puede tener un impacto importante en nuestro metabolismo.
Los investigadores concluyeron que la activación de los genes en el hígado depende de los horarios de nuestra alimentación. Si llevamos una rutina de comidas con horarios preciosos activaremos la mayor parte de estos genes.
