Cereales como el maíz, trigo, avena y arroz ayudan a reducir el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes, la obesidad, cáncer o enfermedades cardiacas. No obstante, para que el beneficio sea completo, el grano debe incluir sus 3 partes esenciales: la cáscara o salvado (donde está la fibra), el germen (rico en minerales y antioxidantes), y el endospermo o almidón (que es la reserva energética de la semilla).
Es importante enfatizar que un consumo exclusivo de frutas y verduras no cubre el requerimiento necesario de fibra; leguminosas como las judías y las lentejas presentan mayores cantidades de este elemento y complementan de manera ideal la dieta (por ejemplo, las frutas y verduras sólo aportan entre 1 y 3 g de fibra, mientras que los granos ofrecen más de 6 g por poción).
Por esto, es recomendable incluir de 30 a 35 g de estos cereales de manera diaria siendo el desayuno el mejor momento pues es ahí donde se realiza el mayor consumo de granos a nivel mundial; cereales, fruta y panes ayudan a cubrir los requerimientos diarios de fibra con lo que se obtendrá los siguientes beneficios:
Mejora del funcionamiento intestinal.
Reducción de niveles de glucosa en la sangre y de peso corporal.
Mejora de la salud cardiovascular.
Disminución de los niveles de colesterol en la sangre.
Disminución en el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer.